Palermo, un tradicional barrio porteño que se encuentra en constante cambio y evolución.
Si no se sabe de antemano, es difícil diferenciar un día de otro. La gente transita sus calles periódicamente en busca de bares, galerías, locales de indumentaria, eventos de diseño y artesanías sin importar que sea o no fin de semana.
Toda la elegancia y magia de Palermo tiene un origen; un núcleo: la plaza Julio Cortázar, también conocida como plaza Serrano.
En las manzanas circundantes también se pueden encontrar bares, restaurantes y locales bailables, asegurando no solo una exquisita y variada gastronomía, sino también diversión. Las propuestas se renuevan de manera frecuente, buscando enamorar y conquistar para siempre a cualquier persona que transite sus calles y veredas.
El barrio proyecta una imagen de vanguardia y modernismo.
Si se habla específicamente de locales, la lista sería interminable. La cocina culinaria cubre a todo tipo de comensal, desde gustos a precios. Ver amigos o familias compartiendo una merienda, picada o cena en mesas instaladas en las veredas es un escenario típico.
La historia, cultura y tradición se entremezclan para tentar a los transeúntes con diversos productos que van, por ejemplo, desde jabones y cuadros retro hasta librerías con espacios para disfrutar un café de por medio.
Palermo es, sin duda, un barrio bien argentino; una parada obligada para cualquier persona que visite la Ciudad de Buenos Aires.
Toda la elegancia y magia de Palermo tiene un origen; un núcleo: la plaza Julio Cortázar, también conocida como plaza Serrano.