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En el extremo noreste de Centroamérica se encuentra Belice, un país organizado en una monarquía constitucional parlamentaria que cobra importancia internacional por su belleza natural, que se compone de reservas naturales, arrecifes y antiguas ruinas mayas.

El principal atractivo son sus paisajes, ofreciendo en cada rincón un majestuoso entorno para disfrutar a más no poder del aire libre. Nadar rodeados de arrecifes de coral del Caribe, recorrer sus parques nacionales y selvas en búsqueda de apreciar su fauna nativa y maravillarse ante antiguas construcciones originarias de la cultura indígena y maya son algunas de las muchas cosas que se pueden aprovechar.

Su costa caribeña se extiende por 390 kilómetros, y es aquí donde se encuentra la Barrera del arrecife de Belice, un importante conjunto de islas y arrecifes de coral que son llamadas “cayos” por los locales.

En el Cayo Ambergris, se pueden aprovechar las excelentes condiciones climáticas para practicar snorkel y windsurf, siendo la más apreciable de las actividades el buceo por la gran calidad de sus aguas que permiten disfrutar de una experiencia que ya de por sí es única de una manera singular y extraordinaria, pudiendo incluso ver tiburones y rayas, encontrándose la mayoría de ellos en la reserva marina de Hol Chan.



El pequeño país ofrece una enorme propuesta de actividades en donde la belleza de la naturaleza es protagonista. Además, es uno de los pocos países del mundo que ha centrado sus esfuerzos en el turismo sostenible, evitando la masificación de visitantes en pos de la preservación de su ecosistema.
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En el parque nacional Blue Hole, se puede sumergir en el cenote principal que llega a los 124 metros de profundidad.

El interior del país se encuentra increíblemente preservado y casi virgen gracias a las políticas llevadas a cabo por el gobierno, el cuál durante las últimas décadas optó por cuidar las áreas naturales evitando la promoción del turismo masivo, una sagacidad que tuvo grandes beneficios al impulsar el turismo pero con una gran concientización, lo que lo hizo aún más exclusivo.

En las ciudades, se puede contemplar la fascinante arquitectura colonial deteriorada, visitar interesantísimos museos y experimentar una ecléctica cultura con influencias africanas, europeas y latinoamericanas, claro. Un dato: la ciudad de Dangriga se roba las miradas por albergar un grupo indígena afrocaribeño.

Si bien Belice tal vez pueda resultar más caro que otros países de la región, cuenta con una novedosa red de camiones públicos que sirven como red de transporte que permite movilizarse por todo el país de una manera práctica y amena. Belice es, sin duda, uno de los destinos más bonitos de América Central.

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