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En medio de la nada, rodeada de cientos de kilómetros del rugido del viento patagónico y paisajes de estepa, se encuentra la Cueva de las Manos. Allí, entre las altas paredes formadas por el Cañadón del río Pinturas, se resguarda el arte rupestre de los primeros habitantes de la zona, hace casi 10.000 años.

Y, por supuesto, el nombre del sitio proviene de testimonios de vida sellados en pinturas de manos, guanacos y figuras geométricas en paredes que constituyen la expresión más antigua de los pueblos de Sudamérica que se tenga conocimiento.

La Cueva de las Manos fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 1999.

La ciudad más cercana es Perito Moreno, a 163 kilómetros de distancia. Toda la zona tiene un valor inconmensurable si se habla de arqueología y paleontología, ya que allí no solo se pueden observar pinturas en paredes y yacimientos, sino también fósiles que evidencian la existencia de un antiguo mar en la región.

Todas las cuevas del río Pinturas exhiben manos en negativo, figuras de animales y distintos garabatos que narran historias, pero la Cueva de las Manos - la principal - es la que más llama la atención. Con 24 metros de profundidad, 10 de altura y unos 15 de ancho, la caverna protege del viento y la lluvia cultura que data desde el 7370 a.C. hasta el año 1000.

Dato: los colores de las improntas de las manos dependía de la obtención de la materia disponible en ese momento: rojo para la hematita, blanco para la caliza, negro para el carbón vegetal y el amarillo para la limonita.

Foto: Patagonia



La Cueva de las Manos fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
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