Anterior
Siguiente
Edimburgo es la capital de Escocia, numerosas veces halagada como una de las capitales más bonitas de Europa. Geográficamente se encuentra en una zona de volcanes extintos, por lo que la naturaleza en sí es un atractivo que impulsa un gran número de expediciones alrededor de la ciudad.
 
Puntualmente, una de las atracciones preferidas por quienes visitan esta antigua ciudad es el Castillo homónimo que, situado en la cima de un volcán, funcionó durante siglos como una fortaleza que defendía a la ciudad de ataques extranjeros.
 
Si se habla de castillos, es la oportunidad para vincularlo directamente con la Milla Real, una serie de cuadras adoquinadas que conecta el Palacio de Holyroodhouse, una residencia oficial, con la “puerta” de la ciudad. A su paso, se pueden conocer y apreciar emblemáticas construcciones como la Catedral de San Gil y el Parlamento.
 
Por supuesto que, siguiendo la antigua tendencia mundial, donde haya realeza hay enormes y bellos jardines. Edimburgo no es la excepción, por lo que desparramados a lo largo y ancho de la ciudad se pueden encontrar enormes y también pequeños espacios verdes que se caracterizan por su delicado cuidado y decoración, ideales para ser contemplados desde los muchos locales gastronómicos que se encuentran cuadra a cuadra.
 
De todos los jardines destaca Princess Street, que está en consonancia con el arco comercial de la ciudad, pudiendo recorrer un espacio verde que conglomera diversos monumentos que hacen caso a la historia, como así también juegos públicos y estructuras pensadas para el ocio y el entretenimiento.
 
Allí, el monumento Scott - construido para homenajear al célebre novelista local - se alza como una opción para sacarse fotografías y aprovechar las bellas vistas que se pueden obtener de la ciudad y sus alrededores.
 
 


La ciudad escocesa está cargada de encanto, estrechas callecitas, rincones oscuros que cuentan tenebrosas historias e infinidad de escenarios artificiales que se ven reflejados en preciosos edificios y jardines.
Galería
Pero si lo que se desea es deleitar a las pupilas con impresionantes vistas y a la vez vivir una experiencia única en contacto con la naturaleza, entonces el volcán Arthur’s Seat y la colina Calton Hill, son lugares predilectos para observar Edimburgo y sus encantos.
 
Cabe destacar, además, que en la ciudad se realizan anualmente dos festivales que son el núcleo turístico durante diferentes meses. Se trata del Edinburgh Fringe y el Festival de las Artes, celebrados en agosto y diciembre, respectivamente. 
 
Y por si fuese poco, también se puede visitar Dean Village que, a cinco minutos del centro, se postula como un distrito portuario repleto de bares, restaurantes y cafés, siendo elegido históricamente como el lugar de descanso del yate real Britannia, una glamorosa embarcación responsable de transportar a la familia real durante más de 40 años.
 
Booking.com