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Mendoza cuenta con uno de los circuitos turísticos más importantes de la región. Se trata de El Sosneado, un sitio que combina increíbles paisajes conformados por volcanes, aguas termales, vertientes, salinas y mucha historia. El combo perfecto para cualquier amante de la naturaleza o curioso.

Luego de llegar a la Cuesta de los Terneros, a 1.000 msnm, comienza el tramo final hacia El Sosneado. Durante el trayecto, se puede visitar una mina de sal gigante a cielo abierto a un costado de la ruta, que es el punto álgido de unas 1.000 hectáreas que encierran una producción de sal explotada con fines comerciales; muy cerca, está el Museo de la Sal, que no solo exhibe sales de todo el globo, sino también cuenta con datos históricos muy llamativos.

Luego de recorrer unos kilómetros más, se llega a destino, una zona perfecta para realizar actividades deportivas o familiares al aire libre como trekking, cabalgatas, andinismo o mountain bike. Cerca, también se puede aprovechar una fantástica laguna unida al río Atuel en donde se puede practicar pesca o avistaje de aves.

Sin embargo, lo que llama más la atención del lugar y atrae a turistas de todo el mundo se encuentra unos 30 kilómetros más adelante. A esa distancia se ubican las ruinas abandonadas de un antiguo hotel termal que aún conserva sus propiedades curativas.

La historia narrra que la compañía de hoteles Sud Sudamericano Ltda. construyó en la localidad el hotel Termas El Sosneado. Si bien funcionaba cuatro de los doce meses del año, logró mantenerse a flote logrando su época de mayor esplendor entre 1940 y 1950.

¿Su repentino abandono? Las dos versiones que recorren la zona hablan de un conflicto entre los empleados y los dueños, y un alud que obligó a su cierre.

Sea como sea, hoy, las ruinas de este espléndido hotel atraen a turistas y curiosos de todo el mundo.



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