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Al sur de Manhattan, en la Isla de la Libertad, se encuentra la estatua homónima, un histórico y célebre monumento que fue erigida como símbolo para representar la independencia de Estados Unidos.
 
La estatua de "La libertad iluminando el mundo", como es su nombre oficial, fue considerada una de las siete maravillas del antiguo mundo. En su mano derecha sostiene una antorcha y, en la izquierda, una inscripción donde se lee "JULY IV MDCCLXXVI", en honor al 4 de julio de 1776, Día de la Independencia.
 
Pero la estatua - considerada la más grande del mundo, con 240.000 kilos de peso y 46 metros de altura (más los 45,7 metros del pedestal sobre el que se levanta) - no es solo una impresionante obra arquitectónica, sino también un atractivo turístico de visita obligada para cualquier turista que visite esta magnífica ciudad.
 
En la actualidad, los interesados tienen la posibilidad de acceder al nivel del pedestal y a la corona, desde donde se pueden obtener fascinantes vistas panorámicas a través de sus 25 ventanas. Las siete puntas de la corona representan a los siete continentes.
 
 


Subir los 215 escalones que separan la base hasta el pedestal o los 354 que llegan hasta la corona es una experiencia increíble e inolvidable.
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En tanto, en la antorcha se encuentra una cámara web que transmite las 24 horas en vivo para todo el mundo. Su acceso quedó suspendido desde 1916, cuando un ataque alemán dañó parte de este sector.
 
Algunas curiosidades al respecto es que la misma fue un regalo de Francia a Estados Unidos en 1886 como un gesto para celebrar la amistad de ambas naciones y por los 100 años de la Declaración de la Independencia. Los tres responsables del resultado final fueron Frederic August Bartholdi, quien diseñó la cara y el cuerpo; Gustave Eiffel (el responsable de la Torre del mismo nombre); y Richard Hunt, quien ideó el pedestal.
 
En tanto, su color se debe a la oxidación del cobre con el que estaba recubierta originalmente.
 
Su increíble majestuosidad es un imán innegable para cualquiera. Subir los 215 escalones que separan la base hasta el pedestal o los 354 que llegan hasta la corona es un recorrido plagado de fotografías históricas y exposiciones de video. ¿Resultado? Una experiencia increíble e inolvidable.
 
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