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Al suroeste de Islandia, a solo 20 minutos del aeropuerto internacional de Keflavík y a 40 de Reykjavik, se ubica la Laguna Azul, un balneario natural que se presente como una opción extraordinaria que funciona no solo como un punto de destino en sí, sino que también se trata de una escala obligada para viajes regionales debido a sus cualidades.

La belleza de este cuerpo de agua es tal, que quedó en el Top 25 de las maravillas naturales del mundo por la revista National Geographic, y adquirió el título de “El mejor balneario curativo” del mundo por la editorial especializada Conde Nast Traveller.

Por su ubicación, también se trata de un punto muy visitado al inicio o al final de las rutas realizadas por los turistas, siendo uno de los favoritos de los viajeros. Para entender por qué su singularidad es tal, se debe entender su historia.

Era finales de la década de 1970, cuando el área de Svartsengi, como se la llama, comenzó a ser explotada para la generación de energía eléctrica haciendo uso del vapor de agua.

Sin embargo, las aguas con más componente de silicio eran desechadas por la fábrica principal, vertiéndose en una excavación artificial que muy pronto, y sin quererlo, se convirtió en una laguna con propiedades curativas.



Se trata de un lugar mágico que incluso fue elegido por prestigiosas revistas como National Geographic o Conde Nast Traveller por sus aguas particulares y llamativas aguas.
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Años después, en 1987, los locales lo “descubrieron” y fue abierto al público. Desde entonces, el sitio se volvió un destino internacional buscado por fotógrafos y aficionados a la terapia geotermal.

En 1999 se abrió el primer complejo de restaurantes y tiendas comerciales, avalando un lugar capaz de cautivar a quienes lo visitan por sus comodidades y, sobre todo, por la calidad de sus aguas turquesas que al día de hoy continúan creciendo por la actividad regular de la generadora de electricidad.

Además, la experiencia no acaba en el agua. A su alrededor existen duchas, espejos y cambiadores, todo lo necesario para vestirse y continuar disfrutando de la zona común del recinto.

Allí, pueden visitarse algunos comercios que invitan a degustar exquisita gastronomía y otras tiendas que ofrecen souvenirs, regalos y productos estéticos. De hecho, hasta existe una clínica donde tratan problemas de piel.

En la actualidad, la Laguna Azul es una de las atracciones preferidas de Islandia por sus aguas termales y el entorno volcánico en el que se encuentra. Un bello lugar que continúa aumentando su popularidad día a día.

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