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En el estado de Michigan, Estados Unidos, se encuentra la isla Mackinac, que abarca un área de 11,3 kilómetros cuadrados y la cual se ha transformado durante las últimas décadas en un atractivo plenamente turístico. 

De entre todos los lugares turísticos del mundo, la isla cuenta con una particularidad que la hace literalmente única: los transportes a motor están prohibidos, y eso incluye a motos, colectivos y autos. Lo están desde 1898 y solo se puede movilizar en carruajes.

Por lo anterior, se conoce al lugar como “la isla a la antigua”, ya que aún conserva muchísimas tradiciones típicas de antaño, por lo que recorrerla a pie o en bicicleta supone una actividad más que placentera que permitirá descubrir maravillosos rincones en donde el encanto del tiempo hace de las suyas.

Su arquitectura victoriana, la colorida vegetación, el aroma a chocolate casero, el sonido de las olas en la costa y el sonido de los caballos al andar suponen un escenario mágico que parece sacar a los visitantes del siglo XXI para trasladarlos a cientos de años atrás.



A finales del siglo XIX, la isla captó la atención turística convirtiéndose en un importante punto popular y colonia de verano. Muchas de las estructuras de la isla han sido objeto de una extensa preservación y restauración histórica que dota aún de más importancia al lugar.
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En tanto, el Fuerte Mackinac aún se conserva de manera espectacular, siendo la estructura más antigua de Michigan en una época en donde la ubicación estratégica de la isla resultaba de especial interés para los comerciantes de pieles franceses y los soldados británicos, siendo estos quienes construyeron la fortaleza.

En los alrededores del fuerte, se pueden encontrar intérpretes en trajes de época que ofrecen recorridos históricos que incluyen recreaciones en donde, incluso, se pueden presenciar disparos de cañón reales.

Otras construcciones como el campo de golf, la tienda de alimentos Douds Market y la iglesia principal son las más antiguas de su tipo en todo Michigan. Además, la arquitectura combina a la perfección con la propuesta de la naturaleza, que abarca un escenario diverso en donde las cuevas marinas, la piedra caliza y los bosques son los protagonistas y brindan una oportunidad fantástica para tomar fotografías.

En el centro de la isla, el aroma a fudge de chocolate se hace presente a través de las más de 10 dulcerías que producen este producto, tanto que la isla ha sido nombrada como “Capital del chocolate de Estados Unidos”. En agosto, incluso, se celebra el festival de Fudge, que se complementa muy bien con las más de 40 tiendas de souvenirs y regalos presentes en el centro.

En definitiva, la isla y su encanto la hacen el destino ideal para quienes busquen la tranquilidad y disfruten de actividades al aire libre como el parque Great Turtle y los santuarios de mariposas.

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