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Bañada por el mar Jónico, al noroeste de Grecia, se encuentra Parga, una encantadora ciudad que en sus aguas tiene la potestad de afirmar que allí se libraron miles de batallas náuticas.

Hoy, el gran poblado se caracteriza por ser un colorido conjunto de estructuras enmarcado entre pequeñas montañas que a lo largo de los siglos ha ganado la fama de ser la ciudad favorita de Poseidón, el dios del mar.

Adentrándose en la historia, su legado es impactante. Alojó durante diferentes épocas a una larga lista de personas de lo más variados y conocidos.

El orgullo de los locales y el emblema de Praga es, sin duda, el castillo que se sitúa en lo alto de un promontorio desde donde se pueden obtener además increíbles panorámicas de las aguas turquesas del mar que se funden en el horizonte.

Por lo anterior, las vistas, la fortaleza servía como protección ante cualquier invasor, lo que le permitía a la defensa de la villa armar grupos organizados de soldados a lo largo de la costa para repeler ataques con gran efectividad.

Sin embargo, eso no bastó para detener el avance de cruentos personajes como el monarca Ali Pasha o el pirata Barbarroja que, según cuentan las leyendas, arrasó todo el lugar.



Su arquitectura, su estilo de vida y su entorno natural ha hecho que esta encantadora ciudad se parezca a un antiguo y atractivo pueblo detenido en el tiempo.
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Pero si las leyendas no son suficiente para atrapar la atención de los viajeros, entonces seguramente sí lo sean los vestigios prehistóricos que se reflejan en la arqueología neolítica y las tumbas del período micénico de la región, plagada de aventuras, relatos y memorias.

Si bien Parga se destaca por su valor histórico y cultural, sus bellezas naturales no pueden quedar de lado, ya que las playas - conocidas popularmente como las más hermosas de todas las Islas Jónicas - se roban el protagonismo al proponer experiencias de ensueño, entretenimiento y encanto.

Valtos y Sarakiniko son dos playas que se distinguen por el marco natural en el que se encuentran y las actividades que invitan a practicar, tales como el submarinismo, snorkel, vela y esquí acuático, entre otros.

En tanto, una de las propuestas más elegidas por los turistas es caminar por las coloridas calles de la villa, cuyas casas no superan los tres pisos de altura.

Para finalizar el día, cenar pescado a la brasa acompañado de un buen vino contemplando cómo se oculta el sol entre la cercana isla de la Vírgen María y el castillo de Praga promete regalar una experiencia inolvidable.

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