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En Cádiz, España, se ubica un pueblo que parece de ciencia ficción, pero no lo es. Surge de la necesidad de subsistencia de las primeras generaciones locales.
 
Al sur de España, en Cádiz, se encuentra Setenil de las Bodegas, un pueblo salido de un cuento de magia que nació como una combinación entre la adaptación de las primeras generaciones locales y la naturaleza del lugar.
 
"Seti", como lo llaman cariñosamente los lugareños, podrían estar en la lista de los pueblos más bellos, bonitos, raros y encantadores de España y del mundo. La arquitectura de las casas y comercios es, sin duda, singular: todas las construcciones se encuentran bajo una gran roca o incrustadas en la montaña a orillas del río Guadalporcún.
 
Según la historia, su nombre proviene de la época de ocupación musulmana, en donde el poblado trató de ser conquistado por los cristianos en siete oportunidades sin éxito. Por eso, Setenil deriva del latín "septem nihil", que significa "siete veces nada".
 
Y claro, la otra parte de su nombre hace referencia a las bodegas que se encontraban en el poblado inicialmente. Sus alrededores estaban conformados por extensos campos de cultivos de vid, que, durante el paso de los años, desaparecieron y forzaron a la ciudad a renovarse para dedicarse exclusivamente al turismo y a la producción de dulces.
 
A pesar de no contar con bodegas, Seti espera a los visitantes con grandes propuestas gastronómicas y atractivos tanto naturales como históricos, siendo caminar perdidamente por sus increíbles callecitas una de las actividades preferidas y más recomendables.
 
Entre sus muchos sitios de interés, destaca la calle Cuevas del Sol, la Plaza de Andalucía y la Casa Consistorial, tres lugares que dejarán a quien lo visite con recuerdos apasionantes.


Un pueblo salido de un cuento de magia que nació como una combinación entre la adaptación de las primeras generaciones locales y la naturaleza del lugar.

  

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