Visitar una antigua basílica, tradicionales y espectaculares casas de piedra caliza blanca, una auténtica gastronomía y exquisitos vinos son solo algunas de las experiencias que el pueblo propone.
Alberobello es el nombre de una pequeña ciudad que se encuentra en la provincia italiana de Bari, región de Apulia, que no supera los 12.000 habitantes y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
La vista de la ciudad ha cambiado relativamente poco durante el paso de los siglos. Se caracteriza principalmente por los techos cónicos de las cabañas que se distribuyen en fila, llegando a contabilizarse más de 1.000 de estas estructuras conocidas como trullis y que, sin duda, han sido claves para obtener un gran reconocimiento e interés internacional.
Técnicamente, un trullo es un edificio de piedra blanqueada con un techo cónico que lo hace destacar. Y si bien en este caso los trullis se desparraman por todos lados, existen dos colonias principales.
La primera colonia, y la principal, se encuentra en Rione Monti, una zona ubicada junto a la colina. Aquí, se puede pasear por largas y angostas calles, visitar tiendas de objetos de cerámica de la región, encontrar llamativos silbatos hechos de barro – una de las tradiciones de Puglia – y probar vinos y licores en diminutos y pintorescos bares como así también conocer la iglesia de San Antonio, construida en un trullo que data de la primera mitad del siglo pasado.
Ese es el trullo principal, pero no el más grande. Para conocer este último es necesario ir hacia el norte del pueblo, donde se encuentra el Trullo Sovrano, un sitio que cuenta con 12 conos construidos en el siglo XVIII y que también consta de una cúpula principal que alcanza los 14 metros de altura.