A 2 kilómetros de la ciudad de San Francisco, en California, se encuentra uno de los rincones más conocidos del mundo, ya sea a través de películas, historias o fotografías.
Se trata de Alcatraz, una mole de concreto que se caracteriza por su aislamiento en medio del agua y el silencio que transmite al observarla.
En rigor, Alcatraz es una isla que estuvo deshabitada durante miles de años, hasta que Estados Unidos decidió instalar allí un fuerte con la idea de proteger a la ciudad ante los ataques extranjeros, convirtiéndose rápidamente en una potente defensa ante enemigos del país.
Décadas después, con la función original fuera de efecto por el avance del mundo, Alcatraz se convirtió en una prisión de máxima seguridad, aprovechando su casual ubicación en medio de aguas gélidas. Así, se la utilizó para alojar a los presos nacionales más peligrosos.
Sin embargo, e irónicamente, lo que le dio la fama mundial a esta prisión de máxima seguridad fueron los numerosos intentos de escape por parte de los presos, tales como el mismísimo Al Capone, George Kelly, Robert Straud, Frank Morris y los hermanos Anglin, solo por nombrar algunos.
En particular, estos últimos lograron su fuga, aunque nunca más se los vio y tampoco se encontraron sus cuerpos, por lo que existen dos teorías: una que dice que lograron llegar a tierra firme y escapar; y la otra que sus cuerpos fueron vencidos por el cansancio y la temperatura del agua, por lo que no sobrevivieron.
Debido a que el agua del mar comenzó a generar un importante deterioro en la estructura, la prisión fue cerrada en 1963 por los elevados costos de mantenimiento.