El pequeño país ofrece una enorme propuesta de actividades en donde la belleza de la naturaleza es protagonista. Además, es uno de los pocos países del mundo que ha centrado sus esfuerzos en el turismo sostenible, evitando la masificación de visitantes en pos de la preservación de su ecosistema.
En el extremo noreste de Centroamérica se encuentra Belice, un país organizado en una monarquía constitucional parlamentaria que cobra importancia internacional por su belleza natural, que se compone de reservas naturales, arrecifes y antiguas ruinas mayas.
El principal atractivo son sus paisajes, ofreciendo en cada rincón un majestuoso entorno para disfrutar a más no poder del aire libre. Nadar rodeados de arrecifes de coral del Caribe, recorrer sus parques nacionales y selvas en búsqueda de apreciar su fauna nativa y maravillarse ante antiguas construcciones originarias de la cultura indígena y maya son algunas de las muchas cosas que se pueden aprovechar.
Su costa caribeña se extiende por 390 kilómetros, y es aquí donde se encuentra la Barrera del arrecife de Belice, un importante conjunto de islas y arrecifes de coral que son llamadas “cayos” por los locales.
En el Cayo Ambergris, se pueden aprovechar las excelentes condiciones climáticas para practicar snorkel y windsurf, siendo la más apreciable de las actividades el buceo por la gran calidad de sus aguas que permiten disfrutar de una experiencia que ya de por sí es única de una manera singular y extraordinaria, pudiendo incluso ver tiburones y rayas, encontrándose la mayoría de ellos en la reserva marina de Hol Chan.