Una ciudad que ofrece paseos juntos a un majestuoso río, peculiares museos, una plaza gastronómica con exquisiteces del siglo XVIII y sorpresas en cada rincón a donde se posee la mirada son algunas de las particularidades de Cork.
Cork se sitúa en la provincia de Munster, en la República de Irlanda. Posee una población que supera las 300.000 personas y se jacta de ser uno de los puntos turísticos más visitados del país de los duendes.
Su fundación es curiosa: se originó como un monasterio hace 1.400 años, en el sudeste del país, sobre el río Lee. Hoy, siglos después, se erige como una ciudad cultural y estudiantil, con universidades que atraen a más de 25.000 jóvenes de todo el país, conformando a la vez una joya que combina historia y una fase animada y cosmopolita.
Al imaginar Irlanda se vienen a la mente muchos paisajes hermosos, y son esos mismos los que pueden encontrarse en las afueras de Cork. Playas doradas, tranquilos lagos, montañas y extensos y pacíficos campos son algunos de los escenarios que se pueden disfrutar. Asimismo, también es conocida por la gran cantidad de festivales de música y gastronomía que se alzan frecuentemente,
Caminar por las calles de esta hermosa ciudad garantiza obtener un shot de felicidad y energía positiva gracias a modernas pero clásicas cafeterías, animadas galerías de artes, museos pocos convencionales y pubs. Y a pesar de que se trata de una ciudad en expansión, equilibra a la perfección el ajetreo de una vida inquieta con la tranquilidad de un pueblo.