Conocida mundialmente por su llamativa estructura y, sobre todo, por su inclinación, la torre estuvo durante siglos con peligro de derrumbe. Sin embargo, hace unas décadas Italia reunión a un plantel de profesionales que lograron estabilizarla y volverla nuevamente segura.
En la región de Toscana, Italia, más específicamente en la ciudad de Pisa, se encuentra la Torre homónima, siendo uno de los monumentos más visitados y conocidos a nivel mundial por su particular situación: se encuentra inclinada.
Oficialmente, la torre es el campanario de la catedral de Pisa y se ubica en la plaza del Duomo. En la actualidad, genera impresión a los turistas por su inclinación de casi 4°, lo que da lugar a diferentes “juegos” que realizan quienes la visitan para tomarse divertidas y creativas fotografías.
Su construcción comenzó en agosto de 1173 bajo la supervisión del arquitecto y escultor Bonnano Pisano. Sin embargo, su levantamiento se dividió en tres etapas y tomó casi 200 años finalizarla.
Durante la primera parte, la planta fue rodeada de 15 columnas en mármol blanco con capiteles clásicos y arcos ciegos. No obstante, en 1178, cuando iba por la tercera planta, se inclinó tres metros hacia el norte debido a sus débiles cimientos. Se dio la particularidad de que en esta época se disputaron las guerras entre los pisanos y los Estados vecinos, por lo que la construcción estuvo parada durante un siglo, situación que le dio tiempo al terreno para asentarse.
En 1272, Fernando di Vincenzo retomó la construcción añadiendo cuatro plantas que tenían el objetivo de contrarrestar la inclinación; y lo logró temporalmente, pero las obras volvieron a pararse tras la victoria genovesa ante Pisa.