Cráteres volcánicos, lagunas, inmensa cultura, playas y paisajes paradisíacos en medio de la inmensidad del océano Atlántico son algunas de las palabras que pueden describir a este conjunto de nueve bellas islas en las que parecen convivir las cuatro estaciones del año.
A 1.400 kilómetros de Lisboa, en Portugal, y en medio del océano Atlántico, se sitúan Las Azores, oficialmente llamada Región Autónoma de las Azores. Se trata de un conjunto de nueve islas que forman parte de la Macaronesia, un archipiélago mayor.
Las Azores fueron reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO debido a su gran diversidad de fauna y flora, conglomerado de cultura e historia. Y esto es algo que puede sentirse, palparse, verse y hasta olerse al visitarlas y comprobarlo al realizar las diferentes actividades que el turismo sustentable propone, tales como el senderismo, el avistaje de especies endémicas y los paseos por embarcaciones alrededor de estas “islas hawaianas portuguesas”.
Como particularidad, se puede relatar que las islas se encuentran en el nexo de las placas tectónicas europeas, americanas y africanas, lo que explica en gran medida la extraordinaria forma que adquieren las islas que, dicho sea de paso, fueron bautizadas como Santa María, Sao Miguel, Terceira, Graciosa, Sao Jorge, Pico, Flores y Corvo.
Por lo anterior, es común encontrar al paso fumarolas, pantanos de barro, manantiales, cavernas, grutas, coloridas piedras, tupidos bosques y pastos, volcanes inactivos y cráteres, piscinas naturales de aguas termales y playas de arena negra.. El encanto natural es evidente y logra cautivar a cualquiera, más aún si se llega a la cima de alguno de sus puntos culmines y se logra divisar la inmensidad del océano desde una perspectiva única.