Ubicado entre el lago de Ginebra y las laderas de las impactantes montañas del otro lado, en Suiza, se encuentra el Castillo de Chillon, un sitio que históricamente tuvo una gran importancia por el control marítimo ejercido en la región.
El castillo se ubica entre las localidades de Montreux y Veytaux, rodeado por el lago Leman. Llama la atención que posa al borde de una isla rocosa, exhibiendo majestuosas murallas y torres que servían de defensa ante los ataques repentinos de los vecinos cercanos.
Entre los siglos XII y XVI perteneció a los condes de Saboya. Posteriormente, la fortaleza fue tomada por los berneses y valdenses, siendo testigo de diferentes desgracias como la peste e incluso de las batallas libradas en su cercanías por ser la residencia oficial de Felix V, en “antipapa” de 1442.
La edificación está compuesta por 25 habitaciones y 3 patios, y todos fueron utilizados como prisión y almacenes durante distintos periodos de su historia.
En sí, el castillo ya impacta por su estilo arquitectónico incluso desde lejos. Una vez que se ingresa, la fascinación en cada uno de los viajeros toma protagonismo gracias a los increíblemente bien conservado que se encuentra todo, dando la sensación de que su vida es de apenas unos años.
El primer patio interior es un típico espacio medieval en donde los tejados inclinados y las ventanas en cada pared a la vista genera misticismo entre los presentes. Ingresando a las habitaciones se pueden observar colecciones de baúles, cuadros antiquísimos y diferentes muebles de madera que mantienen el aspecto original y conforman una verdadera obra de arte.