Todo el sitio está impregnado por un profundo aroma a bosque que conecta inmediatamente al turista con la exuberante naturaleza que rodea una construcción bonita, llamativa y entretenida.
En el distrito de Vancouver Norte, en Columbia, Canadá, se encuentra el puente colgante de Capilano, una extensa estructura de 140 metros de longitud que cruza el río homónimo suspendido a 70 metros de altura.
Pero su ubicación no solo es estratégica y permitió cruzar a los nativos una orilla con otra desde su construcción, en 1889, sino también por el enorme interés turístico que genera en Vancouver, atrayendo a casi un millón de personas por año.
En rigor, el sitio es un parque nacional que tiene como propósito sumergir a quien lo visite en un extraordinario ambiente que realmente hace erizar la piel, ya sea a través del lejano sonido del curso de agua del río,el aire fresco que sacude suavemente las copas de los altos árboles, o el aroma a pino que acompaña en todo el recorrido, entre otras muchas sensaciones que transmiten tranquilidad y disfrute.
Si bien todo el parque se encuentra repleto de rincones y entretenimiento entremezclado con la naturaleza, la principal atracción es el puente colgante, quien de hecho le dio origen al parque y atrae a curiosos y amantes del verde a personas de alrededor de todo el mundo desde finales del siglo XIX.
Aunque el puente durante más de un siglo desempeñó la función de ser una vía para los nativos para lograr trasladarse de una orilla del río a otra, la historia original tiene como protagonista a George Grant Mackey, quien compró unos terrenos de un lado del río donde construyó su cabaña en medio del bosque, construyendo el puente a base de cuerdas de cáñamo y tablas de cedro.