Pintorescas casitas de maderas y colores vivos, calles elegantes, alegres y con una arquitectura que evoca una sensación de magia es una combinación que solo puede encontrarse en Estocolmo, capital de Suecia.
Como si de un mapa medieval se tratara, su geografía se divide en 14 islas conectadas entre sí por más de 50 puentes.
Además, la ciudad presenta el famoso teatro real Dramaten, de donde salieron legendarias figuras como Greta Garbo e Ingrid Bergman, por ejemplo. También el asombroso e imponente Palacio Real, considerado uno de los más bonitos del Viejo Continente. En tanto, la catedral de San Nicolás - lugar de coronaciones, casamientos y bautismos - otorga la cuota de mística e historia.
Estocolmo presenta un enorme repertorio de actividades que promete no dejar afuera a gustos de ninguna persona. Pero, en realidad, existen algunos lugares que - por su importancia histórica o cultural - atraen a viajeros.
Por ejemplo, el Palacio de Drottningholm es una de las residencias de la familia real sueca. La arquitectura del mismo es tan destacable y particular que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero su belleza no solo recae sobre la estructura en sí, sino también en su maravilloso entorno natural, hecho por el que también se conoce a este famoso palacio como Versalles del Norte.
Por otra parte, y por más espeluznante que pueda parecer, también es posible visitar el Skogskyrkogarden, “el cementerio del bosque” que, en realidad, llama más la atención también por su arquitectura que por su funcionalidad. Fue creado en 1915 y, en la actualidad, es considerado una de las obras más importantes.