Irlanda, como se la conoce, es la tierra de las leyendas. Quizás debido a la niebla habitual, que parece esconder misterios en cualquier rincón del paisaje. O tal vez por su inconfundible costa, esculpida por la fuerza de mares embravecidos capaces de levantar hermosos acantilados mientras provoca asombro.
La Calzada del Gigante se encuentra a unos 5 kilómetros al norte de la localidad de Bushmills, en el condado de Antrim, en Irlanda del Norte. Cuenta con 40.000 columnas de basalto que durante siglos - desde su descubrimiento - llamaron la atención del mundo.
Técnicamente, se encuentran sobre la costa nororiental de la isla, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su gran valor geológico y natural.
Las ruinas escarpadas del castillo de Dunluce, las arenas claras de la playa de Whiterocks o las impresionantes vistas del puente de cuerda de Carrick-a-Rede son solo algunas de las grandes atracciones que se pueden visitar en la región. Pero en esta notable zona, evidentemente La Calzada del Gigante se roba todas las miradas.
Desde la cima de las colinas que rodean este sitio único se pueden ver los miles de columnas de basalto que se adentran en el Océano Atlántico. Es una vista majestuosa de las piedras hexagonales que datan de hace casi 60 millones de años y que pertenecen al período de actividad volcánica.
El centro de visitantes de la Calzada del Gigante invita a los turistas a conocer la historia de un gran protagonista: Fionn Mac Cumhaill (Finn McCool), el gigante irlandés que luchó contra el gigante escocés Benandonner.
Cuenta la leyenda que los gigantes se odian mucho. Fionn, cansado de soportar los insultos de sus oponentes, una vez construyó un camino utilizando rocas como trampolín hacia Escocia, pero Benandonner lo destruyó. El resultado es la Calzada del Gigante.