Sus aguas cálidas y prístinas, junto a hermosas y extensas playas blancas con vegetación, invitan a disfrutar de un lugar de ensueño para descansar desconectándose de los quehaceres cotidianos para aprovechar la naturaleza del lugar.
A 240 kilómetros de Puerto Rico, en el Caribe, se encuentra la isla de San Martín, una superficie de 87 kilómetros cuadrados que está políticamente dividida en dos: la parte norte pertenece a la República Francesa y la sur a San Martín, un país autónomo que forma parte del Reino de los Países Bajos.
Por eso, se dice que la isla se divide en St. Marteen (Francia) y St. Martin (Países Bajos).
Por su ubicación e innegable belleza, por norma sus majestuosas playas y asombrosos resorts atraen a turistas de todo el mundo que la visitan en busca de tranquilidad y a la vez diversión.
Se puede llegar a ella a través del aeropuerto internacional de la isla que, dicho sea de paso, su pista se ubica a escasos metros de la playa, por lo que una postal típica es ver aviones que dan la ilusión de ser inmensos por su gran cercanía a los empequeñecidos turistas que disfrutan de las aguas y quedan maravillados por el espectáculo.
Puntualmente, la playa donde se da este espectáculo se llama Maho Beach. Es ideal para ver inmensos jets en plena acción y en primera persona.
Entre otras playas, también destaca la de Mullet Bay, donde las aguas cristalinas permiten bucear libremente entre decenas de coloridos peces bajo los rayos cálidos del sol. Otra es Guana Bay Beach que, por lo general, se encuentra más libre de personas y ostenta una tranquilidad única. Incluso, Cupecoy Beach es apta para la práctica de nudismo.
Tres playas de muchas que invitan a los turistas a disfrutar de todas las maneras posibles, siempre en un entorno natural fascinante y compartiendo el entretenimiento del que dispone la infraestructura.